Cámara lucida VS Cámara Oscura
Cámara lucida VS Cámara
Oscura
El Instituto Max Planck aclara el panorama de éste tema con su ensayo
"Camera Obscura vs Camera Lucida – Distinguishing Early Nineteenth Century
Modes of Seeing". En él, realizan una comparación desde mi punto de vista acertada, entre estos artefactos que durante
un largo tiempo rigieron la evolución de la imagen.
De forma introductoria,
explico brevemente el significado de cada una de ellas, basándome en la previa
investigación del Instituto Max Plank.
La cámara oscura es un
dispositivo a base de una caja sellada para impedir el paso de luz, excepto en
un agujero, colocado estratégicamente. Este agujero permite que la luz entrante
se refleje en la pared opuesta, proyectando la imagen (al revés) de lo que se
encuentra al exterior. 
La cámara lúcida, por su
parte, es un dispositivo a base de un lente que, al acercar el ojo del usuario
refleja y superpone la imagen que se encuentra frente al sujeto hacia la
superficie donde se planea dibujar.

Pero cuál es la diferencia
que existe entre ambas cámaras? ¿Cuál de
estos dos artefactos mantenía un
conveniente sistema de uso?
a continuación enlisto algunas diferenciaciones
entre la cámara lúcida y la cámara oscura, primero hago referencia hacia las
necesidades y el cambio de mentalidad de los usuarios de la cámara oscura y
cita una recomendación de uso de la cámara oscura en el siglo XVII "como
un aparato para aprender y conocer la naturaleza, mientras se recrean las
características principales y generales, que pertenecen a una verdadera pintura
de paisaje", más aclara el porqué del cambio de visión, el artista o
usuario requería mayor precisión, veracidad y mayor virtuosismo de la técnica
por lo que describirá un error común en la utilización de los lentes de la
cámara oscura: "Distorsión"; y
da el beneficio a la cámara lúcida debido a que el espejo o prisma tiene superficies
planas, dando a entender que el paso de los rayos de luz en un lente convexo
generan distorsiones o deformaciones en la periferia, por lo que define a la
cámara lúcida cómo el instrumento más práctico para la reproducción de
estructuras arquitectónicas, así mismo la geometría del prisma permite enfocar
diferentes distancias simultáneamente y gracias a la superficie pulida y la
calidad de los cristales, el prisma de la cámara lucida es un reflector
perfecto lo que permite una calibración adecuada de los colores, es decir no
pierden brillo o se mezclan entre ellos.
En mi opinión, no existe
como tal una comparación, puesto que
ambos artefactos estuvieron vigentes hasta el desarrollo de la cámara
fotográfica y actualmente son retomados
por diversos artistas, tal es el caso de
David Hockney, el pintor pop de la
Escuela del Cubo de Basura, publicó el libro “El Conocimiento Secreto, el
redescubrimiento de las técnicas de los antiguos maestros de la pintura”, en el
que planteaba una curiosa hipótesis que adelantaba en varios siglos el uso de
las técnicas ópticas y la utilización de la cámara oscura y la cámara lucida
para la realización de diversos retratos. Aunque estos aun no fuesen creados,
el autor relata una breve investigación en la que describe la forma tan
asertiva para la realización de retratos en la pintura, a lo que tengo
entendido que ya se tenía una idea previa del funcionamiento de estos
artefactos sin ser creados, para la realización de estas obras tan exactas.
Cada artefacto mantiene una gran importancia,
puesto que ambos fueron parte de un gran desarrollo en la historia de la
fotografía.
Actualmente, la fotografía ha extendido su campo de acción
de manera constante y creciente, la implantación y extensión en el campo de
la tecnología ha significado un cambio
muy importante y no porque haya cambiado
el instrumento, (la cámara), sino porque se ha producido un cambio de
mentalidad y de forma de realizar las fotografías. Ahora el autor controla
todos los procesos creativos: desde la selección de la realidad, hasta la
imagen final.
“Tal
y como los fotógrafos del siglo XX fueron adaptándose a las nuevas técnicas de
revelado e impresión fotográficos, tenemos ahora que someternos a la tecnología
digital.” (Sánchez & De Lope, 2003, p. 23).
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